Una histórica zapada de rock me dio letra para compartir algunas ideas. No se trata de vivir en el desorden, sino de entender cuándo ese torbellino trae señales que, bien encuadradas, se convierten en ideas y resultados.
El caos tiene mala prensa
El caos suele asociarse con errores, pérdida de control y desgaste. En los negocios, se intenta evitar porque puede costar dinero y foco. Pero a veces, lo que parece “solo ruido” está incubando algo nuevo. La clave no es buscar el caos, sino aprender a leerlo y encuadrarlo para que juegue a favor.
La noche en que el ruido fue música
En 1995, en la ceremonia del Rock & Roll Hall of Fame, Led Zeppelin y Neil Young compartieron escenario en una zapada memorable. Fue ruidosa, desprolija, intensa. Obviamente no planificada. A simple vista, un desbande. Sin embargo, de esa energía cruda nació inspiración que Neil Young volcó luego en su trabajo con Pearl Jam en el álbum Mirror Ball. El ejemplo sirve de metáfora: del aparente desorden puede salir un impulso creativo que no aparece en la rutina pulcra.
Créditos (click para desplegar):
Jam Date: January 12, 1995
Featuring: Led Zeppelin, Neil Young
Venue: Waldorf-Astoria
Songs: For What It’s Worth, When The Levee Breaks
Cuando el rock me enseñó a buscar inspiración y creatividad
De esa escena traslado tres aprendizajes simples al trabajo diario con equipos y clientes.
Explorar sin juzgar, evaluar después. Si muchos coincidimos que las mejores ideas rara vez surgen mientras las estamos evaluando, entonces hay que relajarse. Tal como lo enseña la meditación, y como se indica en los brainstormings, dejar fluir sin juzgar es la clave para tiene el control. O para que esa anarquía permite conectar ideas sueltas. Hay que permitir que aparezcan conexiones nuevas. Después, con cabeza fría, se decide.
Variación moderada para evitar repetirse. Cambiar el lugar de reunión, invitar otra voz, usar una pregunta distinta o mirar un caso de otra industria. Un poco de variación ayuda a ver caminos que no veíamos.
Cuando estudiaba periodismo me recomendaron algo que luego pagaría por no saberlo aplicar: investigar, entrevistar, pero saber cuándo cortar, o la nota se te va de las manos. En dos oportunidades tuve tanto material que no pude escribir los artículos. Ni control obsesivo ni caos total. La creatividad suele florecer en una zona intermedia donde hay libertad para probar y un marco claro para volver a tierra.
No hace falta ponerse de bata y laboratorio. La evidencia que hay publicada va en esta dirección: demasiado control repite lo mismo, y una dosis acotada de variación abre combinaciones nuevas. Los equipos rinden mejor cuando separan exploración de evaluación y cuando definen rituales para pasar del “modo jam” al “modo decisión”. Son ideas sencillas y muy aplicables.

Algunas ideas para sacar ideas del caos
Este es un formato breve que uso como disparador. Sirve para contenidos, campañas, productos o decisiones estratégicas.
Propósito Claro, en dos minutos. Realizó el enunciado en una línea del problema u oportunidad. Ejemplo: “Necesitamos una propuesta que abra puertas con prospectos del sector energía”.
Exploración libre de 15 minutos. Regla de oro: no se juzga. Se tiran ideas, referencias, preguntas y combinaciones. Se escribe todo en una pizarra o doc compartido. Si no salen ideas, se conversa en voz alta sobre el tema, usando las palabras claves, lo que nos hace acordar. Otra regla vital: mencionar todo lo que nos viene a la mente, por más raro que parezca. ¡Justamente así aparecen las ideas más innovadoras! Esas cosas que la IA todavía no sabe disparar.
Señales y síntesis, en cinco minutos. Se subrayan las ideas que aparecen varias veces o que prenden en el equipo. Se eligen dos o tres para prototipar rápido.
Decisión y próximos pasos, en 8 minutos. Se define un responsable y una acción concreta a 48 horas: un guión, un mockup, un test con un cliente, un mail de prueba.
Este esquema crea caos encuadrado. Hay libertad controlada. No buscamos perfección, buscamos movimiento con sentido.
Un último apunte sobre cultura de equipo
El caos útil necesita un clima donde equivocarse en chico no sea un drama. No se trata de romantizar el error, sino de hacer espacio a los intentos controlados que revelan pistas. Una vez encontradas, el proceso vuelve al orden: plan, prioridades, ejecución y medición.
No se trata de provocar caos, sino de hacerlo música. El error en vivo es la chispa que no nace en la prolijidad.
Si querés trabajar la creatividad con tu equipo, dejame un mensaje o comentario aquí y nos contactamos.