La música no tiene minorías

Si sos algo exigente -o normal- la mayoría de los artistas que pase por tus oídos probablemente cuente con un término medio de valoración: ni serás fanático ni la odiarás. Sacamos de este juego a los fanáticos del rock sinfónico, que sólo aprecian su género, claro.

Si ello ocurre, lo de quedar a medias, tendrás discos que te gustan en algunos temas más y en otros menos. Pero tengo la certeza que cuando algo te gusta mucho, dejan de existir los temas malos de ese artista. A mi me pasa sólo en tres casos: Led Zeppelin, el flaco Spinetta y con el que estoy escuchando ahora, Jeff Buckley. Creo que una vez que un músico te convenció, los temas que no te gustaban o no terminaban de cerrarte, pasan a ser parte de tu fanatismo, y ya no importa si no te gustaban. No, mejor: ahora te encantan. Es como en esos clubes donde la mayoría era la única que tenía poder luego de una elección, por más que ganaran por un sólo voto. La minoría dejaba de existir. En la música es igual: si te volviste fanático de alguien, vas a taradear hasta las entrevistas.

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