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La tecnología democratiza, dice Patti Smith

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En 1997 me tocó sumarme a una mesa de debate en una exposición de tecnología, esas que eran comunes en aquellos años y que desaparecieron en América Latina y que solo quedan -y concentradas- en Estados Unidos y Europa. Sin tiempo para preparar mucho mi presentación -compartida con colegas que eligieron diversos enfoques- me centré en algo que notaba que era el signo de la nueva era: Internet era una elección de los usuarios, las grandes corporaciones y empresas nacientes no lo habían visto a tiempo. IBM estaba viendo cómo conectar al mundo con OS/Warp y Microsoft lo mismo con una plataforma dentro de Windows 95. Está claro que ambas fracasaron. Y en aquellos años no se sabía que internet tendría tanto potencial, pero me dediqué en remarcar que el usaurio ahora tenía el poder. Años después se habló del prosumer -el consumidor que produce- y se entendió que internet no era la televisión por cable -donde el poder de emisión del mensaje sigue concentrado-, sino algo totalmente diferente que democratizaría la distribución de contenidos.

Mientras muchas personas siguen plantándose frente a la evolución -están en su derecho-, una punk hippie vino a poner las ideas en su lugar. Estoy hablando de una artista que admiro, música, poeta, fotógrafa, dibujante, Patti Smith. Buscando sus videos musicales, encontré esta entrevista que le hicieron en un anfiteatro al aire libre, vean el video completo, debajo transcribo la parte que me interesa remarcar de sus palabras:

Estoy segura de que cada generación dirá que su época fue la mejor y la peor de todos los tiempos. Pero creo que en la actualidad estamos viviendo algo diferente que nunca he visto. Es una época pionera, porque no hubo en la historia otra época como la actual. Y eso es lo que la hace única. No es única porque tenemos artistas como los renacentistas, es única por la gente… es la época de la gente, porque la tecnología ha democratizado la auto-expresión.
En lugar de haber un puñado de personas que hacen sus propios discos o escriben sus propias canciones, cualquiera pueda escribirlas. Cualquier persona puede publicar un poema en internet y tener gente que lo lea, cualquier puede tener acceso, y pueden acceder a aquello que nunca habían podido acceder anteriormente.
Hay posibilidades de que haya impactos mundiales, de derribar esas compañías y gobiernos que creen que gobiernan el mundo, porque nos podemos unir a través de la tecnología.
Aún lo estamos resolviendo, y qué poder tenemos realmente.
Pero la gente más que nunca tiene el poder, y creo que en este momento estamos atravesando esta dolorosa especie de adolescencia. Otra vez, ¿qué hacemos con esta tecnología? ¿Qué hacemos con el mundo? ¿Quiénes somos? Pero, eso también lo hace interesante.
Los jóvenes de hoy en día y las nuevas generaciones son los pioneros de una nueva era.
Entonces, yo digo: manténganse fuertes, intenten divertirse, pero manténganse limpios, manténganse sanos, porque tienen muchos desafíos por delante, y sean felices.

No hay mucho que agregar, solo que cuando alguien que no tiene fanatismo por la tecnología lo expresa tan claramente, es probable que muchos que se siguen resistiendo, comiencen a entender este cambio lento, inexorable y que hace de esta época un momento muy especial para las expresiones artísticas, políticas y culturales en general.

Bonus Track I: Cómo no asociar a este post el tema People have the power, de Patti:

Bonus track II: Patti ha colaborado con un tema para el álbum #Son of Rougues Gallery. Pirate ballads, sea songs & chanteys”. Acá les regalo esa belleza:

 

Cómo hacer de los domingos a la noche un espacio placentero

Lilly Roth, Flavia Affranchino, Italo Daffra y Mariano Cordovero en El Náufrago, 2001.

Parece mentira que ya pasaron diez años. Fue una linda experiencia que de entrada quiso ser una manera de canalizar un hobbie, el gusto por la música. Por aquellos años editaba tres revistas mensuales de tecnología y negocios, y tenía un programa de radio de tecnología, que se ponía cada vez más B2B, y me resultaba todo muy monótono. Entonces decidí abrirme un espacio en radio para la música. No pretendía ser “un programa de radio” con el formato de “Hola, bienvenidos a Radio tal y cual”: la intención era trasladar un clima, el que se creaba cuando con mis amigos compartimos música, cuando en el living nos sentamos a escuchar y comentar distintos albums. Y en esas reuniones había un componente esencial para que la atmósfera fluyera: el vino.

Decidí, entonces, que El Náufrago sería un programa de música y vinos. Nunca terminó de sonarme bien la combinación de palabras, pero en sus esencias y en la combinación, se generaba una atracción entre quienes lo escuchaban, que no me hizo dudar: era la forma de presentarlo.

Pero además, había algo en salir al aire los domingos a la noche. Tenía nostalgias de un programa de radio que no había sido un símbolo de una generación como fueron Radio Bangkok o 9 PM, de Lalo Mir, pero que para mi era un remanso para sobrellevar los domingos a la noche. Se llamaba Piso 93 y la conducía un tipo que una noche me llamó a mi casa para advertirme que en un chat había un médicos argentino esperandome, y yo no lograba con mi conexión dial up (telefónica) enganchar con mi modem. Fue en 1996, año en que colaboré con Noticias, y entrevisté a un argentino precursor en medicina por Internet, en EE UU, claro. Cuando escuché su voz me sorprendió y le pregunté si era Rafael Hernández, a lo cual me mostró su humildad habitual, sorprendiéndose porque yo lo había reconocido.

Trabados amistad por Internet, y cuando empecé con El Náufrago, lo invité varias veces para compartir con él vinos y música de todos, incluída la que traía él con exquisito gusto.

De espaldas, el Rafa Hernández (¡no encuentro una de frente!), Lilly, yo y el Ruso Verea.

Hace poco saludé por su regreso a la radio al Rafa, y su comentario me emocionó. Dijo:

Me puse a pensar por qué tanta movilización. Y había una historia que no recordaba: yo había creado El Náufrago a imagen, semejanza y sobre todo con la piel que me había trasmitido Piso 93, que fue un programa que condujo el Rafa en los comienzos de los noventa por Rock And Pop. Iba, igual que El Náufrago, los domingos a la noche. No pensé mucho en la coincidencia, fue natural: cuando los domingos a la noche sentía que necesitaba algo como Piso 93, me lo hice a medida. Por eso que el Rafa elogie lo que hicimos, me llenó de satisfacción.

Les dejo algunos fragmentos de El Náufrago, que me dieron mucha nostalgia y ganas de volver a armar algo parecido.

Aquí comentamos con Lilly Roth, amiga que me acompañó en aquella locura, sobre los aromas del vino que tomamos esa noche. Esto fue en pleno corralito del 2001 y previo a la debacle del país (¡qué malos eran los separadores que escribí y pensé yo mismo!):

En este otro fragmento, hablamos de los varietales, cuándo surgieron, y después, un poco de (buen) blues:

Qué lindo clima que se creaba, casi antirradial…

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Ah: para poder servirnos vino en la radio, tuvimos que hacer un contrato con la emisora que permitiera esa excepción, porque en los estudios no se puede tomar ni comer, solo puede ingresar agua.

Nilda Fernández, un autóctono con algo de porteño

Nilda Fernández en Buenos Aires, 15/9/2011.-

Abrió el show con su voz despojada y como único elemento, sin pedir permiso a iluminadores ni teloneros, para imponerse sobre el murmullo general como lo hizo Jeff Buckley en el bar Sin-é con un cover de Nina Simone, tan lejos en apariencia, tan cerca en la emoción irradiada. Nunca se apagaron del todo las luces del auditorio: quería ver e interactuar con su público, quedaron a media luz como en toda “cita amorosa” como definió el propio Nilda Fernández a cada recital, como los que brindó en Buenos Aires los días 15 y 18 de septiembre de 2011, en la cómoda y alternativa Sala Siranush, que tan bien le quedó a un artista también alejado de las grandes luces y las imposiciones de las discográficas.

Nacido en Barcelona y criado en Francia, Nilda Fernández crea un clima muy especial con su delicada voz y grandes composiciones -pese a no mostrarse soberbio durante el show, comentó de al menos tres artistas que le pidieron composiciones para interpretar-, que quedaron reflejadas en los 14 albums que lleva editados.

Nació con el nombre de Daniel, pero nadie lo llama así, hoy es Nilda Fernández, arriba y abajo del escenario, según contó a Página/12 porque hizo un anagrama de su nombre sin saber que había formado un nombre femenino. Se lo percibe atrapado por la historia y el presente de Buenos Aires y de sus artistas: preguntó por Charlie García, invitó a tocar a Pedro Aznar y a Silvina Garré, comenzó a escribir un libro de cuentes sobre la ciudad en su anterior visita y lo quiere terminar ahora, y cuando cayó en sus manos un libro de Borges, terminó cantando la Milonga de Manuel Flores. Semanas después del conflicto que terminó con uno de los lugares que Jorge Luis Borges más frecuentaba, la Confitería Richmond, cerrada, Nilda Fernández dice que quiere recorrer los bares porteños.

Cada canción tiene una historia, y las de Nilda Fernández cuentan con el plus de un hombre que recorre el mundo en busca de vivencias nuevas, de un constante aprendizaje. No sólo las interpretó: mostró una gran ductilidad para contar cada detalle con una magia que atrapaba.

Nilda cantó en español, francés, ruso y en idiomas inventados por él mismo, confesión que hizo -como algunas otras- como si estuviera en el living de su casa, entre amigos. Pero no éramos sus amigos, no lo olvidemos: fuimos su cita amorosa. “¿Nos gustaremos, qué dicen?”, preguntó Nilda a un auditorio que estaba enamorado por su presencia y su arte.

 

Volvió Nilda Fernández

Después de casi diez años sin editar un disco, el andaluz Nilda Fernández volvió con un album homónimo, que por ahora es inconseguible por Buenos Aires, y que se vende en Amazon, aunque sólo para usuarios que se conectan desde Estados Unidos. Una amiga y colega viajó y me trajo los mp3, que estoy escuchando regularmente. Es un disco irregular pero donde se puede apreciar y disfrutar el talento de este caballero que utiliza un nombre de mujer como alter ego artístico.

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Con Falopa, también cualquier boludo tiene blog

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Falopa es legal. Y hasta puedo difundir dónde dar con ella sin cometer delito. Es que Falopa es un conjunto de músicos que hace una fusión de géneros porteños: milongas, zambas, chacareras, tangos, cumbias o vals, según enumera su cantante, el periodista, editor, guionista, poeta y cantante Pablo Marchetti, un amigo personal con quien la vida siempre me permite re encuentros, a veces planificados, otros más accidentales, como cuando aparecimos en la misma aula de TEA, sin coordinación previa. Pablo -para los amigos el Pelado- es también director de la revista Barcelona, que cada 15 días cuando la compro me trae reminiscencias de cuando en TEA esos mismos compañeros que hoy hacen la revista comentaban las noticias con una ironía similar.

Las letras de Falopa son del Pelado, y en particular una de ellas me pareció genial, y una versión “muy mejorada” del exabrupto de Feinmann. Se llama “Autobombo”.

No me mandés gacetillas
Ya sé que el martes tocás
Está bueno, pero hartás
Las cosas son más sencillas
Sin tanta prensa amarilla
Disfrazada de importante
Ni la gente bien pensante
Tiene tanta tolerancia
Para saciar esas ansias
De tus musas relevantes.

No me interesa saber
Si te hicieron una nota
No me rompás las pelotas
Ni me des a conocer
Tu fecundo proceder
Combina llagas y dedos
Pues yo no quiero ni puedo
Escuchar tus opiniones
Si me embolan tus canciones
No quiero olerte los pedos.

Sincero y de corazón
Te lo digo face to face
Cinco sitios en my space
Es una exageración
El silencio es una opción
De artistas, y no pequeños
Reflexioná, fruncí el ceño
Pará de soplar smog
Cualquier boludo abre un blog
Vos, con cuatro, ¿sos un genio?

Expresarse está muy bien
Es tan derecho y humano
Pero aflojá un poco, hermano,
Curtí un estilo más zen
Dejá pasar algún tren
No la chamuyés de artista
A cualquier gil lo entrevistan
Te lo digo y no lo dudo
Porque hasta el más pelotudo
Escribe en una revista.

Falopa tocará los sábados 1, 8, 22 y 29 de agosto en MU, Punto de Encuentro, Hipólito Yrigoyen 1440, Ciudad de Buenos Aires.

Ver MU, Punto de encuentro en el mapa.

Integran Conjunto Falopa:
Federico Marquestó: guitarra, guitarra slide, guitarrón, composición, arreglos, dirección musical
Francisco Huici: guitarra, guitarrón, charango, laúd, mandolina
Gustavo Carretino: guitarrón, guitarra
Juan Spolidoro: guitarra
Pablo Marchetti: voz, palabras, composición.

Stairway to Heaven en piano, violín y contrabajo

Se podría hacer una web completa con distintas versiones de Stairway to Heaven, la gran creación de Led Zeppelin, y ninguna se parecería a la otra. Superar a la original será absolutamente imposible, pero versiones como la que hizo el australiano Benaud Trio conmueven.

Siempre que me encuentro con un cover de Stariway, lo mido a partir de cómo interpretan el solo. Porque el tema es bastante “tranquilo” hasta esa parte, pero ahí te hierve la sangre. Y si quien toca el tema no lo trasmite así, es porque no lo entendió. Por eso, no se pierdan cómo la interpretan luego del solo, minuto 3:40.

El día de Cassandra Wilson

CASSANDRA WILSON Hoy, jueves 21 de mayo es el día elegido para el segundo show de Cassandra Wilson, el primero que me tocará ver en vivo después de varios intentos fallidos en otras ciudades donde se presentó.
Lo primero que impacta en la música de Cassandra es su voz grave, pese a lo cual puede lograr interpretaciones muy cálidas, como las del disco

New Moon Daughter, que fue mi puerta de entrada a su música. Se puede decir que canta jazz, pero la realidad es que su estilo no es clasificable, ni siquiera en la fusión o el free jazz.

Todo el talento de Cassandra se puede apreciar en los covers que realiza: dearma los temas y les vuelve a dar vida. Con cada canción de otros que selecciona para tocar ella hace el ritual de volver a componerla. Queda la letra y el espíritu del tema. Se puede aprecer en Love is blidness, de U2, y en Fragile, de Sting.

En unas horas Cassandra se presenta por segunda vez -anoche fue la primera- en Buenos Aires, en el Gran Rex. Viene después de Loverly, que es un lindo disco, tal vez no el que más me conmovió, pero igualmente es un lujo tener a una artista de su talla en la ciudad. ¡Y todavía quedan entradas!

Les dejo Haverst Moon, el gran tema del increíble Neil Young en una versión conmovedora, un informe antes de la salida de Loverly y la discografía. Ah, y también la timeline de Cassandra en Twitter, para recibir comentarios, fotos, lo que se comente de ella, en vivo.

Discografía
1985: Songbook JMT
1985: Point of View JMT
1987: Days Aweigh Winter & Winter
1988: Blue Skies JMT
1989: Jumpworld JMT
1990: She Who Weeps JMT
1991: Live Polygram
1991: After the Beginning Again Polygram
1992: Dance to the Drums Again DIW/Columbia
1993: Blue Light Til Dawn Blue Note
1995: New Moon Daughter Blue Note
1998: Blue Moon Rendezvous EMI
1999: Traveling Miles Blue Note
2002: Belly of the Sun Blue Note
2002: Sings Standars
2003: Glamoured Blue Note
2006: Thunderbird Blue Note
2008: Loverly Blue Note

Feliz Día de la Tierra

El próximo sábado se celebra el Día de la Tierra por segundo año consecutivo con un festival que tendrá lugar en la Plaza Naciones Unidas, la que está en Libertador y Austria, en la ciudad de Buenos Aires. Me enteré del evento al buscar en Last FM un grupo de Lisandro Aristimuño, quien no lo tenía cuando lo busqué pero que ya se lo crearon 🙂

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El Día de la Tierra se celebra desde 1970, como una forma de promover la vida sustentable, es decir vivir de manera que permita el progreso social y económico pero sin deteriorar los bienes naturales, sino más bien permitiendo su conservación y evolución. Me entero incluso que se celebra ese día aún antes de que el término sustentable fuera creado.

La cuestión es que el sábado 25 de abril podremos escuchar y ver además de al genial Lisandro Aristimuño a Montecarlo, Imperio Diablo y Ballet Amerindia, Fanfarrón, Coiffeur, Martín Buscaglia y sus Bochamakers, Momentos Sagrados, Axel Krygier, Nairobi y Los Natas.

Además de música habrá actividades al aire libre, comida orgánica, yoga, teatro, talleres ambientales, cine, un abrazo a la tierra y otras actividades y exposiciones de distintas ONGs.

La cita, entonces, es a partir de lsa 13 hs, y seguramente terminará bien tarde, con una lista tan larga de artistas. Si vas, no veremos.

Radiohead está sobrevalorado

Esto escribí y pensaba en marzo de 2009:

Uy, se van a enojar muchos. Pero no me importa. Me parece que hay tanta pobreza musical en la actualidad, que ante una aparición que supera el promedio todo el ecosistema musical se rinde rápidamente. Escuché mucho de Radiohead, y no me atrae. No me convence, no me llama, soy indiferente a lo que hacen. Cuando comparo su efecto con otras cosas que escucho, hay un abismo entre ellos y efectos como el de Zeppelin, Spinetta o el mismísmo Jeff Buckley, a quien algunos ven comparable con Tom Yorke. Señores, si creen eso, es que no escucharon bien a alguno de los dos.

Ah, y ojo que no soy el único que piensa así. Me respalta un muchacho mayor que Yorke que yo, y sin dudas más talentoso que vos, que yo y que Yorke: Robert Plant la tiene clara. No jodamos.

Y esto no quiere decir que si disfrutaste del show que dieron en Buenos Aires anoche a mi me moleste. Es más: me alegra que hayas estado vos para disfrutarlo, porque yo no lo hubiera hecho.

Agregado de enero de 2023: Me encanta Radiohead. Qué flojito resulté.

Existe “Un Mañana”

Casi había olvidado lo que era comprar un disco: el momento de abrirlo, a ver qué textos y arte tiene, y seguir lo temas con las let

ras y lo que propone el material interior. La relación con el objeto es lo que hacía tiempo no tenía. Luis Alberto Spinetta fue capaz de hacerme ir hasta una disquería -¿¡se acuerdan!?- y es capaz de mucho más. Recién comienzo a escucharlo, no puedo escribir mucho todavía del disco, salvo que los últimos tres temas son genial

es, pero creo que hay genialidad en todo el disco. Ah, y como si los diseñadores de producto se esmeraran en que un no vuelva a comprar otro CD, el packaging es de cartón, con forma trapezoide, muy lindo, pero con un problema: ya vienen rotos los dientes para agarrar el disco, y cualquier intento por cambiarlo

es vano, simplemente porque la mayoría debe estar en situación similar. Muchachos: media pila.