Recordaré esta imagen por mucho tiempo, porque es un punto de inflexión. Ha llegado, señores, el banner no es más el hijo bobo, que se regala si me ponés plata en el medio impreso, ahora es al revés.
Vía: netadblog
Periodista, emprendedor y comunicador
Recordaré esta imagen por mucho tiempo, porque es un punto de inflexión. Ha llegado, señores, el banner no es más el hijo bobo, que se regala si me ponés plata en el medio impreso, ahora es al revés.
Vía: netadblog
Leo en Halón Disparado (vía Microsiervos) una afirmación que da para el debate
Si una noticia contiene números, descártenla inmediatamente: seguro que es falsa/incorrecta/sesgada.
Hace muchos años, cuando editaba un grupo de revistas de tecnología, hice un pedido al grupo de redactores: busquen números, son importantes, pero las notas lo que no pueden dejar de tener nunca es una idea. Siempre hay en un negocio, en un producto, en una tendencia, en cualquier novedad, un concepto que motoriza la cuestión. Hay que encontrarlo y que sea el eje de la nota, no puede faltar. Claro, los números de esos negocios son la referencia que buscarán los lectores que quieren hacer negocios relacionados. Pero siempre aparecen escatimados/exagerados/inventados/distorsionados.
Sin embargo, hay cifras lapidarias. Y aún cuando puedan ser sesgadas y limitadas los números pueden tener un caudal informativo que vale más que mil palabras.
Un día, cuando Windows estaba amenazando el dominio del mercado de Unix, la gente de SCO me pasó un estudio de IDC donde mostraba una amplia ventaja, entonces llamé a Microsoft. Ellos me contestaron con otro informe (¡¡¡hasta recuerdo que me lo mandaron por fax!!!), de la misma consultora. Entonces quise saber la fecha y el nombre del estudio. ¡Era la misma consultora y el mismo informe! Y ninguno estaba mintiendo: habían tomado distintos cortes del estudio (creo que uno era base instalada y otro instalaciones nuevas). Ese día confirmé dos cosas: hay que seguir dudando de los datos, siempre, y que las consultoras hacen sus estudios para venderle a todos los actores posibles, y que cada uno debería tener un corte que los deje bien parados.
Es menos marketinero lo que digo, pero es lo que pienso: ni podés descartar todas las notas por tener números, ni tenés que creerles a todas. ¿No te parece?
Hace unos días discutí con Romina en su blog a propósito de los resultados que nos había dejado la primera conferencia de prensa de los Kirchner. En sus dos gobiernos, el matrimonio de Santa Cruz había realizado su primera apertura a los medios, en una medida que cuando se anunció causó tanta sorpresa, que algunos que no seguimos la temática política desde adentro pensamos que iban a hacer algún anuncio especial. No fue así, simplemente era una conferencia de prensa.
Ayer, además, hubo una segunda experiencia de conferencia con dos preguntas de periodistas. Y hoy se conoce la posición de la Fundación Konrad Adenauer, que fue consultada por el gobierno para fijar la metodología de trabajo. Nos venimos a enterar que las conferencias las piden los periodistas, no los gobiernos. Tanto tiempo sin ejercitar esa forma de apertura de información pública, que tienen que venir de afuera a recordarnos cómo eran…
Sin embargo, me parece que antes que recurrir a la crítica fácil, es importante destacar que los periodistas volvemos a tener a los gobiernantes a mano para hacerles preguntas. Si las preguntas se eligen a dedo, si se puede repreguntar y demás, serán cuestiones que el tiempo deberá perfeccionar. Apuesto a eso, veremos qué pasa con el tiempo.
Si sos algo exigente -o normal- la mayoría de los artistas que pase por tus oídos probablemente cuente con un término medio de valoración: ni serás fanático ni la odiarás. Sacamos de este juego a los fanáticos del rock sinfónico, que sólo aprecian su género, claro.
Si ello ocurre, lo de quedar a medias, tendrás discos que te gustan en algunos temas más y en otros menos. Pero tengo la certeza que cuando algo te gusta mucho, dejan de existir los temas malos de ese artista. A mi me pasa sólo en tres casos: Led Zeppelin, el flaco Spinetta y con el que estoy escuchando ahora, Jeff Buckley. Creo que una vez que un músico te convenció, los temas que no te gustaban o no terminaban de cerrarte, pasan a ser parte de tu fanatismo, y ya no importa si no te gustaban. No, mejor: ahora te encantan. Es como en esos clubes donde la mayoría era la única que tenía poder luego de una elección, por más que ganaran por un sólo voto. La minoría dejaba de existir. En la música es igual: si te volviste fanático de alguien, vas a taradear hasta las entrevistas.
Imprescindible material de lecturas publica mi amiga Romina en su blog En el medio sobre la supervivencia del periodismo. Cita en el a Mindy McAdams, periodista y docente, con blog propio, que entre otras cosas asegura que:
La prensa fue un buen negocio. Los editores podían hacer un producto barato (recordar la prensa de un centavo), y la publicidad podría cubrir los gastos, además de generar beneficios fantásticos. Sin embargo, esto está claramente acabado. Ya está. Sirvió durante mucho tiempo, pero ahora, nunca volverá a funcionar de nuevo.
A ver si periodistas, medios y otras industrias como las discográficas y del entretenimiento revisan un poco estos conceptos y los comienzan a internalizar, porque sino, nunca tendremos un “entertainment & media” adaptado a los tiempos.
Estos son los 10 puntos de McAdams:
Encontré en Microsiervos una frase genial para resumir el espíritu del emprendedor:
Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido.
– Henry Ford
En la era de los estudios de marketing y los focus group, es importante que no se pierda de vista que de ahí no se sacan ideas innovadoras, más bien se testean. Pero para eso, hace falta primero ser un adelantado y animarse a proponer aquello en lo que nadie piensa.
El rediseño que presentó hace unos días La Nación luce bien. Costará acostumbrarse, como a todo lo nuevo. Como dijo una vez Luis Alberto, “hoy me piden canciones de ayer y mañana me van a pedir las de este nuevo disco”. Es decir, uno se acostumbra a fuerza de reincidir en algo.
Pero hoy, a mi, no me afecta tanto el rediseño de La Nación, ¿Por qué? Porque lo sigo vía RSS, tanto para último momento como para noticias de Economía y Negocios y Política en la versión en papel. Desde allí, el impacto del rediseño es mínimo. Salvo por una cosa: desde que el diario de los Mitre y los Saguier tiene nueva plataforma, mi RSS muta diariamente sin que yo toque nada. En lugar de “Ultimo momento”, ayer me hicieron leer Espectáculos, hoy Deportes…
Casi había olvidado lo que era comprar un disco: el momento de abrirlo, a ver qué textos y arte tiene, y seguir lo temas con las let
ras y lo que propone el material interior. La relación con el objeto es lo que hacía tiempo no tenía. Luis Alberto Spinetta fue capaz de hacerme ir hasta una disquería -¿¡se acuerdan!?- y es capaz de mucho más. Recién comienzo a escucharlo, no puedo escribir mucho todavía del disco, salvo que los últimos tres temas son genial
es, pero creo que hay genialidad en todo el disco. Ah, y como si los diseñadores de producto se esmeraran en que un no vuelva a comprar otro CD, el packaging es de cartón, con forma trapezoide, muy lindo, pero con un problema: ya vienen rotos los dientes para agarrar el disco, y cualquier intento por cambiarlo
es vano, simplemente porque la mayoría debe estar en situación similar. Muchachos: media pila.
Me resisto a utilizar sistemas que demanden instalar algo en mi computadora. Pero hay excepciones. Y no se trata solamente de herramientas de trabajo. Debo confesar que luego de irme de la página de Lastfm.es muchas veces -siempre volvía diciendo “cómo es que todavía no utilizo esto?”, y cuando veía la oferta de Download huía-, finalmente me saco el sombrero ante el servicio que brindan. Han tenido una gran cintura para adaptarse a las necesidades de sus usuarios 2.0 (la integración con redes sociales es genial), y están ofreciendo a sus visitantes un verdadero servicio pensando en comunidad: encontrar vecinos por afinidad musical, informar grado de compatibilidad al visitar un perfil y varias cosas más.
Hoy coloqué en la barra de la derecha dos widgets, con los artistas que más escuché en la semana y el moisaico de albums que sonaron en los últimos tiempos en mis equipos. Mi perfil completo también está online y abierto.