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Con el sueño corto

Cuando uno va aprendiendo de qué quiere ganarse la vida, comienza a construirse sueños. Así, hay gente que desde hace años sueña con trabajar en Coca Cola, otros en Disney, algunos colegas en Clarín, La Nación o Rock and Pop. Son empresas que desde hace 20, 30 o más años están abonando a la ilusión de muchas personas.

Cuando la semana pasada tuve que conjeturar para qué empresa sería una búsqueda de ejecutivos que me convocó, y pensé en Google, de pronto me di cuenta que tenía la ilusión de trabajar en una empresa. Pero es una empresa tan nueva, que no nos dio tiempo a soñar con ella. O -al menos- a darnos cuenta que teníamos ese sueño.

Update: No era ni Google ni un puesto para mi.

Caprichos de la publicidad aleatoria

El claro problema de la publicidad rotativa, es que muta según algún indecifrable algoritmo que hace alternar las piezas en los sitios web donde actúa. Lo bueno de estos sistemas, es que los editores ven menguada su responsabilidad debido al factor aleatorio de los mensajes que acompañan a sus títulos y textos. Pero también ven menguado su poder y su prestigio, al acahecer combinaciones en muchos casos fabulosas, en otras simplemente anecdóticas.

En un día de limpieza de imágenes, encontré esta, perdida: el año pasado Fernando Peña tuvo un problema para ingresar a USA, y fue mediáticamente comentado. En alguna de las visitas a Clarín, los lectores podían encontrar el problema de Peña con una aviso -ubicado estratégicamente debajo-, que atribuía al “brillo” la posibilidad de obtener una Green Card para “Viajar a EEUU”.

Coincidencias. ¿O usted dice que no? Vamos…

Huellas digitales

Clarín resumen la noticia así: “En Gran Bretaña, un hombre fue condenado por haber matado a su esposa el año pasado. Aunque lo incriminaban varias pruebas, sumaron a la causa las entradas que hizo en Google un día antes del homicidio: ‘tips para matar con un bate de béisbol’ y ‘cómo matar a alguien y no ser atrapado’.”

Parece que Google no lo ayudó mucho… ¿Será por eso que lo atraparon?
Tips
Cómo matar

Inauguramos Radio Clarin

Diario y Radio se escriben con las mismas cinco letras.

El finde estuve en Vinos y Bodegas, feria de la industria del vino. Con la siempre cordial atención de Carolina Garicoche, de la Consultora STG, fui acreditado rápidamente. Pero la muchacha que me tomó el nombre y el medio, parece que ya estaba bajo los efectos de los productos en exhibición. Y así inauguramos “Radio Clarín”.

Después no digan que no les avisamos…

¿Cuál es tu motivo para brindar?

Hoy estuve en Vinos y Bodegas, la feria que organiza la industria vitivinícola argentina, y si bien me pareció que no había mayores cambios con la del año pasado, encontré una idea muy buena, con el mero fin de hacer que la gente se exprese.

En dos paredes de un stand que se quedó sin dueño, la organización preguntó ¿Cuál es tu motivo para brindar? Hubo muchas palabras, y también algunos dibujos artísticos, otros de street art semifálicos y gente, mucha gente que quiso expresarse.
Yo no escribí, estaba en rol de observador, así me daba tiempo de pensar porqué brindo y volcarlo acá.
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La sombra de Dios

La Diez no encuentra dueño.

Riquelme nunca me gustó. No jugó un buen Mundial, frenó los ataques argentinos, no hizo jugar a goleadores como Crespo. Antes, tampoco me gustaba. Porque jugaba para Boca, y nos pegó flor de baile, más de una vez.

La cuestión es que anoche anunció que renuncia a la selección argentina. Y siento una frustración más, no por Riquelme en sí mismo, sino por lo difícil que es para la Argentina encontrar una armonía luego del retiro de Maradona.

La Diez tiene una maldición. En el Mundial 98, el primero sin Diego, la usó Ortega, y terminó expulsado, dos minutos antes de que Holanda nos dejara afuera de competencia. En el 2002, volvió a usarla Ortega, jugó un Mundial para el olvido -como todo el equipo- y luego tuvo un problema grave con su club de Turquía, que casi lo deja fuera del fútbol. Ahora, Riquelme. Mal Mundial, y renuncia dos meses después.

A Brasil le costó 24 años pasar el trauma Pelé, y volver a ganar la Copa. Argentina cumple los 24 años sin salir Campeón en el próximo Mundial, de Sudáfrica 2010…

Gallo x 2

Captures de ambos sitios, Darío a la izquierda, Julián a la derecha.

Conocí a Julián Gallo hace tantos años que no teníamos problemas en saber dónde iba el guión cuando escribíamos un teléfono, ni si había que dar el celular diciendo “quince-cuatro” y luego el resto, o “quince”, y a continuación el número. Es más: había muy pocos celulares en la calle, creo que eran épocas del famoso Movicom ladrillo. No recuerdo bien quién era la persona en común, pero creo que para mi era años previos a vivir del periodismo, donde me las rebuscaba arreglando computadoras y haciendo alarde del uso del Page Maker, el Corel y el incipiente Quarx para PC.

No conozco, en cambio, a
Darío Gallo, más que por haberlo leído y saber de su existencia como periodisa, editor y más recientemente como bloger.

Reencontré a Julián -luego de su creación y desvinculación de Clarín Digital– como candidato a los premios Telefé Cortos, y me alegró mucho que su talento sea reconocido.

De Darío, leí hoy una mención a mi vinoteca online, que se comenta en el post anterior.

Desconozco si tienen parentezco entre sí, pero ambos tienen en común que son blogers, y que en ambos blogs encuentro a menudo información, pero también muchos comentarios que hacen a mi formación. Dicen cosas que te dejan pensando, y eso está bueno, y no se encuentra a menudo.

Metete en el de Julián

Leete el de Darío

El cazador cazado

Imagen del blog de Darío Gallo donde menciona a Fresco y Batata y a mi emprendimiento de vinos.
Hoy tuve una experiencia en pequeño de lo que deben sentir la gente que cobra fama de la noche a la mañana. Abrí Bloc de periodista, blog del editor ejecutivo de Noticias, Darío Gallo, para referenciar uno de sus posts, y mientras escroleaba, detuve el movimiento porque había creído ver una palabra que me era familiar. Efectivamente, Sr.Sommelier era citado en un comentario de ayer.

Fue extraño verme citado por un colega desconocido, porque hasta ahora las pocas menciones que tuve fueron provocadas, pedidas a amigos en otros medios, y no me causaban sorpresa. Esta, en cambio, era un comentario voluntario de Gallo.

No debería llamarme la atención, pero la sensación fue extraña, porque siendo periodista me encontraba sorprendido por la propia lógica de los medios, el blogging en este caso.

Vale la pena visitar periódicamente el blog de Gallo, pero eso lo cuento -y lo duplco- en otro post.
¡Gracias Darío!

El dia que nos descubrimos frágiles

Como todo chico, en mi pre-adolescencia yo era muy ingenuo. Y cuando caminaba por las calles de Buenos Aires, y veía una operación complicada, que requería cierta pericia, confiaba en esos hombres y sus destrezas. “Son personas que están entrenadas para hacer eso”, decía yo mientras caminaba tranquilo debajo de una marquesina que era descolgada, sin que nadie cerrara el paso en la vereda, por ejemplo.

Pero un dia me di cuenta que no era mi ingenuidad la que creía eso. Era una creencia de todos los habitantes argentinos.

Cromagñon nos hizo abrir los ojos. Pero elegimos mirar para otro lado. En la ciudad hay pequeños cromagñones a cada cuadra, a cada paso. ¿En qué difieren con la tragedia de Cromagñon? En que no hay tres mil personas en un recinto en riesgo de morir, sino que tal vez sean tres, cuatro, diez. Y de ese total, por una marquesina que sea cae muere uno, dos con mucha desgracia, por una obra sin habilitación que comete una impericia puede morir otro más… pero son serán nunca tapa de diarios ni tema central de noticieros. No son asuntos que deriven en crisis políticas.

Así, el jefe de gobierno de turno estará feliz, tranquilo, y millones de habitantes de la urbe seguirán danzando con pequeños riesgos alrededor, que muchas veces conviene no mirar.