El programa La Liga (Telefé, producido por Cuatro Cabezas) realizaó un informe sobre el caso Dalmasso, a días de conocerse la imputación del crimen al hijo de la víctima. En un momento, la periodista María Julia Oliván dice ir a buscar a Facundo Macarrón, y para ello se le pone en su camino en lo que parece ser la universidad, con un micrófono probablemente corbatero (no estaba a la vista) y la cámara lejos de la vista del imputado del delito.
Cuando Oliván se presenta, dice su nombre, no invoca medio ni su condición de periodista. Y de inmediato dispara la primera pregunta, que debe ser subtitulada para comprenderse correctamente. El joven contestan, entabla un diálogo, que es parte de un material periodístico pero nunca fue anoticiado que lo que diga sería utilizado con ese fin.
¿Será hora de debatir si esa práctica responde a las normas éticas del periodismo, o la modernidad también arrasó con esos códigos?
Editado: Algunos medios hablan de “Cámara oculta”. Esto es peor que la cámara oculta, porque no le trasmite al televidente la imagen y el clima que tiene la cámara oculta, con poca nitidez, porque nadie la presenta como tal. Pasa, como sin nada, y no se explicita que se le tiende una trampa al entrevistado. Para mi, es la versión 2.0 de las cámaras ocultas…